Hasta el 2 de julio se puede visitar en el Centro Cultural Borges la muestra «Belleza Marrón», un ensayo fotográfico que cuestiona la idea naturalizada de que la única belleza posible y representada en los medios de comunicación es blanca y europea. En esta nota conversamos con sus protagonistas, Alejandra López, fotógrafa; Chana Mamami y Melisa Yaleva, activista del colectivo Identidad Marrón, acerca de la violencia estética y del mito de una Argentina sin personas marrones.

¿Qué pasa cuando fotografiamos a las mujeres y diversidades marrones como sujetos de belleza, utilizando los mismos dispositivos que dichos medios poseen? Esta fue la pregunta madre que el colectivo Identidad Marrón junto a la fotógrafa Alejandra López llevaron al set y a la práctica creando «Belleza Marrón», un ensayo fotográfico que celebra la belleza marrón y cuestiona la violencia racista y la violencia estética. Doce mujeres y diversidades marrones posaron en una producción tal cual a la que realizan los grandes medios gráficos. Maquilladoras, vestuaristas, peluqueros e iluminación y estilismo a cargo de Alejandra López y Jorge León, dos referentes indiscutidos en la industria de la moda, entre otras ramas de la profesión.

«Hace 30 años que soy fotógrafa, trabajé mucho en revistas femeninas y siempre cuestioné el canon de belleza que los medios gráficos presentan: ser blanca, delgada y joven. Para las y los que trabajamos en esto vivimos la contradicción de ser parte de un engranaje que tortura a las mujeres. Las personas marrones jamás aparecen asociadas a la belleza, como si la belleza estuviera prohibida para la población marrón. Esto responde como un grado de ‘locura’ importante porque en esta sociedad no estamos hablando de una minoría», reflexiona Alejandra López, mentora de «Belleza Marrón».

 

Alejandra López.

 

Alejandra es una de las retratistas más importantes del país. Cuando conoció a través de las redes sociales el trabajo de Identidad Marrón quedó deslumbrada; entonces les propuso una reunión y la sinergia fue inmediata. «El colectivo trabaja el racismo estructural en todos los planos pero a mí me interesó una línea de trabajo que vincula la representación de las personas marronas en los medios de comunicación. Ellos dicen, ‘no hay marrones en las revistas, en las películas, en la televisión al menos que estén asociados a un contexto de pobreza, marginalidad, son víctimas o victimarios’. La mujer marrón es la piquetera, la que sostiene en el comedor y nunca es mostrada como sujeto de belleza», comenta Alejandra.

-En «Belleza Marrón», ¿dónde centraste la mirada?
-Para mí el acento tenía que estar en la belleza de la piel, por eso trabajamos con esa idea de que no hubiera colores, que el vestuario fuera blanco, crudo o marrón. Al principio pensé en colores amarillos, azules, rojos para jugar con los contraste pero eso fue decantando hasta llegar a una imagen lo más austera posible. Suelo trabajar con imágenes simples pero sofisticadas desde el punto de vista de la iluminación, en este caso quise que no hubiera subrayados, que no sea una imagen barroca. Y en la misma línea fue el tema del maquillaje y el pelo. Tampoco hubo recortes de ningún tipo, ni casting, todas chicas del colectivo que desearon participar fueron fotografiadas. Me interesaba que la mujer que se parase frente a la cámara lo haga como un acto de militancia, que fuera conscientes de la acción.

 

Jorge León en acción. Jorge es periodista, editor y uno de los estilistas más importantes del país.

 

Melisa Yaleva y Chana Mamani son profesionales de las ciencias sociales y de las artes. Sus temas de estudio y de militancia giran en torno a pensar el mundo desde una perspectiva antirracista, indígena, feminista y marrona. Para Melisa la desigualdad no tiene solo que ver con la cuestión de clase y de género, sino también, sobre todo en Argentina y América Latina, con una cuestión étnico-racial. «Para pensar las soluciones tenemos que pensar en esas tres dimensiones necesariamente, porque sino va a ser muy difícil poder cambiar las formas para que la sociedad sea más inclusiva, más equitativa. Desde la comunicación se puede hacer muchísimo porque básicamente trabajamos con los sentidos sociales que circulan sobre sujetos y procesos».

Chana integra el colectivo desde sus comienzos, en el año 2015. Considera que hay que combatir el racismo a nivel planetario. A principio de año estuvo en Hamburgo representando a Identidad Marrón. Sobre los orígenes del colectivo, cuenta: «En la tarea de desnaturalizar el mito de la Argentina blanca se armó una red internacional de colectivos antirracistas que empezaron a hacer sus intervenciones en sus propios países como Bolivia, Perú, Chile, México, Ecuador, y se comenzaron a tejer redes con España y Alemania, con la intención de formar redes transnacionales pensadas desde el sur al norte con un enfoque decolonial. Nos juntamos para empezar a ver cómo podemos hacer efectiva, a largo plazo, esta descolonización. En Europa hay una idea de que la Argentina es blanca, que no hay indígenas y les genera sorpresa la diversidad cultural negada e invisibilizada que hay».

 

Mel Yaleva.

 

Violencia estética

«Belleza Marrón» se pregunta ¿qué pasa cuando fotografiamos a personas marrones utilizando los mismos dispositivos de los medios hegemónicos? Una vez montada la muestra, ¿qué les pasó a ustedes?

Melisa: Fue ver cómo funciona la industria desde adentro, las operaciones que se hacen para visibilizar determinadas identidades, determinados cuerpos y determinadas narrativas y dejar de lado otras. La acción que hicimos es chica, porque fue poner los mismos dispositivos iluminando y enfocando a otras personas y eso no se hace desde la industria. Ahí hay un valor y un potencial que son lo más significativo».

Chana: Hay un deseo de ser bello y que lo bello sea blanco. No estoy en contra de eso pero hay que ver cómo se construye la blanquitud y la belleza porque termina teniendo una identidad política. En esa representación de lo blanco y lo bello también hay una construcción de ciudadanía, de lo lindo, lo bueno, lo seguro, y lo que no es blanco es lo feo, lo sospechoso, lo dudosos. O incluso pensando en otros aspectos, como el consumo de la belleza, las cremas por ejemplo, que están hechas para determinados cuerpos, hay pocas opciones que tenga que ver con tu fenotipo.

Alejandra: Lo primero que me surge es por qué estas mujeres no son fotografiadas así todo el tiempo. Cuando vos desmontás el prejuicio es inexplicable la invisibilización. Por supuesto que sé las razones de por qué pasa esto. Las mujeres padecemos un enorme disciplinamiento a partir de esta presión por cumplir el canon de belleza impuesto, pero a la vez es tan simple el movimiento que hay que hacer que solo es una cuestión de decisión política de parte de los medios o de algún productor de cine que cuando hace el casting diga «bueno, la protagonista puede ser una chica marrón, como una blanca».

 

Flora Nomada.

 

A esas razones que menciona Alejandra, la socióloga venezolana Esther Pineda en su trabajo Bellas para morir. Estereotipos de género y violencia estética contra la mujer las nombró como «violencia estética». Allí analiza cómo la belleza se organiza en torno a criterios sexistas, racistas, gerontofóbicos y gordofóbicos que, mediante un conjunto de narrativas y dispositivos, les exige a las mujeres responder a ellos, y quienes no responden a estos estereotipos son víctimas de discriminación, exclusión, violencia y presión social, que las lleva a someterse a todo tipo de intervenciones sobre su cuerpo: cirugías estéticas, consumir productos cosméticos y farmacológicos que lucran con su sufrimiento y que contribuyen a perpetuar la dominación masculina. Para Pineda, la violencia estética es una de las formas de violencia sexista más universal; la mayoría de las niñas y mujeres la han experimentado en algún momento de su vida o lo harán en el futuro si no se transforman estos imaginarios. Alejandra López retomó este concepto para pensar el soporte de «Belleza Marrón».

Alejandra: yo fotografío celebrities, actrices, escritoras, científicas, mujeres feministas cancheras, y todas, absolutamente todas las mujeres que entran al estudio y lo primero que dicen es una o dos frases autodescalificadoras. ¿Cómo es posible? Me parece super importante hablar de esto porque la construcción de la belleza en una sociedad no es algo frívolo. Para las mujeres, la representación en los medios es algo que construye tu autoestima, o sea, si crecés y nunca jamás en ningún modelo de los medios audiovisuales hay alguien que se parece a vos, la conclusión inmediata es que vos no sos deseable, linda, que tendrías que ser de otra manera para ser querida. A días de inaugurada la muestra empezamos a recibir un montón de testimonios de mujeres y diversidades que nos agradecían la movida y nos decían ‘es la primera vez que veo a alguien fotografiada así que se parece a mi’, los primeros testimonios de ese tipo me hacían llorar.

 

Dina Choquetarqui fotografiada por Alejandra López.

 

Nuestra piel, nuestra identidad política

A fines del siglo XIX, el cacique tehuelche Inakayal, el cacique Foyel y sus familias fueron llevados al Museo de Ciencias Naturales de La Plata, en donde estuvieron cautivos. Fueron fotografiados y exhibidos ante la mirada de investigadores durante su vida y aun después de su muerte. La foto de Chana Mamani dialoga con esos retratos antropológicos realizados a la fuerza, pero esta vez, con la firmeza de la libertad. «Desde el siglo XIX hasta ahora, las maneras de mostrar lo indígena siempre estuvo vinculado a lo muerto, a lo pasado. Se niega porque es incómodo porque curadores, antropólogos, cientistas, artistas intervinieron para que eso pase. Y en en presente, en otros planos, se puede ver hay un estereotipo de las mujeres indígenas que es parecido a Pocahontas, no se las piensa como mujeres deseantes o sujetos de deseo, sino como reproductoras. La construcción de lo marrón viene a intervenir desde un sentido simbólico y político que tiene que ver con que esas personas marrones estamos estereotipadas y sobrerrepresentadas desde hace siglos», comenta Chana.

 

Chana Mamani.

 

¿Qué les pasó cuando se vieron y vieron a sus compañeras?

Melisa: No descubrí que podía ser bella o que mis compañeras lo eran, porque la belleza está en los ojos de quien mira y en cómo construimos esa mirada. Yo desde que nací vi que las personas marrones son bellísimas, las personas de mi familia, las personas que conozco, las que amo. Me parece que esta propuesta invita a que podamos aportar nuestras propias miradas y que la sociedad también tengan la oportunidad de ver una diversidad de bellezas, de compartir y alimentar estas miradas.

Chana: Me pareció muy lindo. Lo primero que dije fue que esto es político, es presencia, es romper con el imaginario; vernos desde un lugar distinto, desde una representación distinta; es un acto netamente político. Por otra lado, para mí fue poético porque Alejandra captó esa mirada, esa simetría en la mirada, que es mi abuela. Mi foto en particular tiene que ver con el rostro y eso tiene muchos significantes en todo América Latina, muchos de ellos negativos, como los insultos ‘cara de india’, ‘cara de llama’, ‘cara de huaco’. Te das cuenta de que la belleza es política porque ves cómo a través de lo visual generás referencias en las niñeces y en las juventud. Eso es lo más fuerte: pensar cómo se pueden generar esos cambios y empezar a sentir orgullo de lo que sos. A las mujeres, en términos generales, nos pasa todo el tiempo que tenemos que estar reafirmándonos. Y en este caso, ver a alguien que se parece mucho a vos es importantísimo.

 

Ana Clara Moncada.

 

¿A quiénes busca movilizar la propuesta estética y política de «Belleza Marrón»?

Melisa: La muestra fue una colaboración muy interesante respecto a las imágenes del futuro que merecemos como sociedad. La cuestión de la representación es sumamente importante, no por la visibilización en sí, sino por la narrativa que trae. Y lo pienso siempre en clave de construcción de la sociedad y la democracia que queremos. Si hablamos de democracia, la pregunta es quiénes participan en esa democracia y en ese sentido, qué narrativas están circulando sobre las personas, sobre el qué es ser argentino.

Alejandra: No sé que grado de pregnancia puede tener un laburo así. Como fotógrafa me encantaría que viendo estas fotos alguna gente que tiene poder de decisión en algunos terrenos, un editor de revista, un jefe de casting, un productor de televisión, a la hora de seleccionar profesionales piense un poco en abrir el juego. Es necesario que los medios den cuenta de esa diversidad porque eso nos enriquece, es importante que todos pensemos que una sociedad diversa es mas interesante, más rica, más justa, más igualitaria, más hermosa, más democrática, es mejor, es mejor para todos no solo para la gente marrón.

 

FUENTE: Ministerio de Cultura de la Nación.


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