El libro, tal vez, sea el objeto más importante que ha inventado la cultura humana. Es por ello que, en la Argentina, desde 1941 se eligió esta fecha para celebrar el «Día del Libro». En esta nota, conocé la historia de la efeméride.

Puede ser pequeño y frágil, pero no hay objeto tan potente para la cultura como el libro. Por eso, más allá de que el 23 de abril se celebra en todo el mundo el Día Internacional del Libro, la Argentina también tiene su fecha propia: el 15 de junio se festeja el “Día del Libro”.

Es que fue el 15 de junio de 1908 cuando, en el país, se entregaron los premios de un concurso literario organizado por el Consejo Nacional de Mujeres y, desde ese día, comenzó un festejo anual. En 1924, aquel Consejo logró que el entonces Presidente de la Nación, Marcelo T. de Alvear, declarara la fecha como “Fiesta del Libro”.

 

En 1924, el entonces Presidente de la Nación, Marcelo T. de Alvear, declaró la fecha como ‘Fiesta del Libro’. En 1941, se cambió a ‘Día del Libro’. Foto: Comunidad Baratz.

 

El decreto presidencial alegaba: “Es del mayor valor educativo consagrar un día especial del año a la recordación del libro como registro imperecedero del pensamiento y de la vida de los individuos y las sociedades, y como vínculo indestructible de las generaciones humanas de todas las razas, lenguas, creencias, etc.”.

Luego, en 1941, a partir de una resolución del Ministerio de Educación, se cambió la denominación por “Día del Libro”, la cual continúa hasta hoy. En junio además se celebra del Día del Escritor y la Escritora, en homenaje al primer presidente de la Sociedad Argentina de Escritores, Leopoldo Lugones, que nació el 13 de este mes de 1874. Convergen así, en junio, dos grandes celebraciones para las letras nacionales.

Sin embargo, claro está, no solo se trata de un objeto importante para la Argentina, sino para toda la cultura humana. Desde los primeros soportes en piedra, las tablas de arcilla encontradas en Mesopotamia durante el siglo III a. C., pasando luego por el papiro, el pergamino, hasta el papel y las pantallas digitales, se sabe que la escritura fue y es una de las tecnologías que revolucionó la Humanidad, ya que fue de las primeras en posibilitar la producción y circulación de ideas, a través de los siglos y la diversas regiones. Y esa escritura logró encontrar distintos espacios para albergar todo el conocimiento que materializa y transmite desde épocas antiquísimas hasta hoy.

El libro en papel, por su parte, continúa siendo uno de los objetos culturales más importantes, actual y vigente, que no ha sido vencido ni por el e-book ni la inteligencia artificial. Ya lo decía el escritor Umberto Eco en el libro que escribió en diálogo con el dramaturgo y guionista Jean-Claude Carrière, Nadie acabará con los libros: «El libro es como la cuchara, el martillo, la rueda, las tijeras. Una vez se han inventado, no se puede hacer nada mejor. El libro ha superado la prueba del tiempo… Quizá evolucionen sus componentes, quizá sus páginas dejen de ser de papel, pero seguirá siendo lo que es».

 

 

Libros y Casas

En relación con la importancia del acceso y la adquisición de libros, el Ministerio de Cultura lleva adelante el programa «Libros y Casas». Desarrollado por la Dirección Nacional de Formación Cultural dependiente de la Secretaría de Gestión Cultural, el programa nació en 2007. Desde entonces, ha brindado más de mil talleres de lectura, facilitó más cien mil bibliotecas a familias beneficiarias de planes federales de vivienda y ha entregado un millón ochocientos mil libros, que llegaron a más de un millón de personas a lo largo de todo el país.

Desde el primer día, los objetivos del programa son promover la lectura, facilitar el acceso a los libros y estimular la formación de nuevas personas lectoras. De manera conjunta a la distribución de bibliotecas familiares, el programa se dedica también a la formación de promotores, agentes y mediadores de lectura a nivel federal. Para ello, se implementan cursos y talleres de lectura en alianza con organizaciones regionales, festivales y encuentros culturales públicos e Institutos Provinciales de Vivienda, con hincapié en la formación interna de sus equipos técnicos y la cobertura de necesidades formativas con abordaje territorial y comunitario.

 

 

«Libros y Casas», además, es un programa de referencia a nivel regional: ha sido tomado como modelo y replicado en Cuba, Chile y México. Actualmente, la biblioteca digital del programa está disponible en su catalogo gratuito. Accesible y diverso, está compuesto por más de 150 títulos de autoras y autores argentinos que se pueden consultar en la página web de «Libros y Casas».

Foto de portada: Instalación de Christian Boltanski en la ex Biblioteca Nacional (2012).

 

FUENTE: Ministerio de Cultura de la Nación.


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