La Compañía Onírico Sur recibió en su sala al “Mono Bello”, unipersonal del colombiano Álvaro Elías, quien está radicado en Argentina hace seis años.

Álvaro Elías, con la excusa de conocer la nieve “porque el carioca no conocía la nieve”, llegó a Ushuaia e invitó al público a viajar a su caribe natal en donde el Mono Bello, un personaje “camellador (trabajador) y pillo (pícaro)dueño de la llantería (gomería) “La Llanta” entabla una charla con el público al que va brindándole ciertos “servicios”, que incluyen un vaso de “limoneishion, un banano” y ciertos consejos sobre la seguridad en la ruta.

La obra surgió con motivo de la tesis de su trayecto académico realizado en la Academia Superior de Artes de Bogotá “yo concibo la praxis misma de la creación de un espectáculo teatral como una investigación” plantea Álvaro en relación con el modo en que concibe la puesta en escena y su modo de construir su dramaturgia, por lo que destaca que: “escribo en proceso, escribo ahí en el espacio. Voy a mi intimidad y escribo escenas y las llevo y vuelvo y las replanteo en el espacio. Todo pensado para el espacio, porque concibo la dramaturgia como un elemento. No como el mapa que guía todo, sino un elemento más”.

“El Mono bello” con un glosario de palabras colombianas en su programa de mano, de algún modo pone en juego “la otredad”, pone en escena la fuerte identidad caribeña con sus disputas territoriales entre costeños y cachacos y esa mentalidad colonizada de la cultura hegemónica, de creer que lo mejor está en el jardín ajeno, y si es Europa o Estados Unidos mejor.

En América latina la identidad y la otredad van de la mano, porque los problemas sociales que nos atraviesan casi tienen el mismo origen, una clase dominante colonizada y un pueblo que “camellea para ganarse la vida”.

El Mono Bello, parlanchín, melancólico de sus desamores, contó sus hazañas y sus fracasos envuelto en el ritmo de sus vallenatos un domingo por la tarde, en una sala llena, con un público que disfrutó de la propuesta a 10.329 km de su Aguachica natal, de la zona del Cezar, en el caribe colombiano.

“yo nací en un pueblo, de esos que están en medio de la nada, pero realmente me he identificado con la región del Caribe más costeño” dice Álvaro y remarca que traer su obra a Ushuaia “era un sueño, era un gesto poético”.

 

 

FUENTE: Compañía Onírico Sur.

PRODUCCIÓN: La Mirada.


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