Es la tercera vez que Carlos Osatinsky y Fernando Pelliccioli están en Ushuaia, y en esta oportunidad lo hicieron en el marco del proyecto Rubik a cargo de Santiago Campos y Camila Pereyra.
Ellos dicen que: “no nos definimos como ‘compañía’, ‘grupo’ o ‘colectivo’ sino como dos seres singulares que comparten visiones, conectándose en necesidades y discrepancias, intercambiando roles, explorando intereses en el campo artístico y a través de su paso sobre este mundo”.
Bajo el título de «espaciopropio.augenblick», radicados en Berlín, imparten una serie de talleres donde comparten y desarrollan los ejes explorados en su trabajo.
Aquí en Ushuaia mostraron su obra “Golden Shadows” que: “oscila entre la performance y el uso de los espacios disponibles a modo de instalación, creando una serie de partituras específicas donde los diversos elementos hallados e involucrados – objetos, materiales, imágenes, sonido, acciones y danza – pueden constelarse en cada presentación según sus características y necesidades específicas”. Asimismo brindaron el taller “Compost que estimula estrategias creativas para pensar y movernos en esta realidad. Más que componer, o intentar recomponer desde el movimiento, proponemos el ‘compostar’ juntos como imagen de proceso por medio del cual ponernos en juego”.
El recuerdo de la última experiencia en Ushuaia esta teñido por el comienzo de la pandemia, en ese momento se les cerraron los espacios por el aislamiento obligatorio que se impuso a causa del Corona virus y ellos tuvieron que salir casi “huyendo de la isla”.
“La verdad es que siempre nos sentimos muy bien recibidos, hay una cualidad del bienvenir que nos mueve y nos conmueve; esta vez, por parte de Santi y Cami”, comenta Carlos Osatinsky.
En el proceso de la gestión independiente y más allá del “metejón” de hacer este encuentro, lo que llamó la atención de los invitados fueron: “aspectos que sabemos que atentan contra que las cosas sucedan, sobre todo aspectos que tienen que ver con la falta de apoyo… apoyos que harían que las venidas sea un poquito más amable… más amables de lo que ya son”.
Una de las propuestas ofrecidas por Carlos y Fernando fue mostrar su espectáculo Golden Shadow en el Teatro del Hain: “en el teatro fue súper hermoso poder trabajar ahí, encontrar un espacio que está vivo, que está con actividad; que recibe propuestas, que tiene una convocatoria de público, que crea movimiento con gente que es curiosa, pero todo esto está hecho muy a pulmón”.
Carlos y Fernando señalan que les “quedó resonando” la falta de apoyo institucional, aun la ausencia de los diferentes grupos independientes dedicados al movimiento, que no son pocos en la ciudad, esto les quedó resonando fuertemente más allá del trabajo realizado que: “en sí fue maravilloso poder compartirlo, tener la oportunidad de compartir el proceso en el que estamos y a su vez que ese proceso pueda tener una respuesta plena. También, no solamente afirmar lo que uno trae, sino también de retroalimentar y de nutrir y de encontrar otros cuerpos, otras miradas, otras sensibilidades, otra geografía, salir y tener otra geografía, todo eso nutre”.
Esta posibilidad de nutrirse es una de las motivaciones que mueve a Carlos y Fernando a compartir sus búsquedas y se encuentran con diferentes públicos, los que se acercan y los que no han podido acercarse por motivos diferentes: “bueno hay un montón de gente disponible, y un montón de gente con muchas resistencias a recibir otras cosas por miedo a que se les muevan cosas quizás muy instaladas, eso ya cada uno tendrá que ver sus procesos y sus miedos y sus cosas, pero lo percibimos claramente como una resistencia a ofrecerse a otras miradas, ni mejores ni peores, otras que pueden enriquecernos a todos, pero se siente, esta vez yo personalmente lo sentí más que otras veces, como mucha resistencia”, comenta Fernando y resalta que es “una observación” ya que: “la gente que se acerca se entrega plenamente y es maravilloso; y siento que hay un montón de gente que puede estar muy disponible a eso, que no se enteran, no sé… tampoco es muy grande esto como para no enterarte”.
Cuando se aborda un modelo de gestión independiente, al momento de analizar lo alcanzado, aparecen dudas sobre la recepción de la gente: “cuando y donde te entregas, qué es lo que te atrae, qué es lo que te no te hace ir. Son un montón de preguntas que aparecen, pero siento que para la gente que está es muy bienvenido esto, porque entendemos que es algo para crecer juntos”.
“Siempre hay una intención de crear puentes” afirma Carlos, “entonces lo interesante es cuando eso sucede, cuando lo que está para ofrecer tiene como una resonancia y puede abarcar diferentes sensibilidades y algo de la gente que vino tiene algo de eso, es gente que se dedica al movimiento de diferentes maneras, con diferentes sensibilidades”
Esta percepción en las diferentes sensibilidades de quienes participaron del taller también les pasó con el público en el teatro: “pasó eso, gente que pueda ver diferentes sensibilidades, y lo que deseamos es que hubiera estado piola, después de la función haber hecho como una especie de coloquio o algo para tener una oportunidad de poder charlar… como esa oportunidad, también de entender cuál es la resonancia en el que está espectando… eso también nos ayuda a tener como otra mirada sobre lo que venimos haciendo… bueno es para pensarlo para una próxima vez, decir – Ah estaría bueno una vez que uno muestra, generar un espacio donde después haya como una especie de posibilidad de encuentro, una invitación más, eso también crea, como a veces se habla de una escuela de espectadores, crear como una especie de escuela donde la sensibilidad también es algo que se trabaja. Porque uno entiende los procesos en el quehacer y uno también entienden los procesos en el recepcionar… bueno es ahí en donde esos puentes que digo empiezan a aparecer”.
“Para mí, esta es una venida como un regalo que nos hacemos todos, y que de alguna manera sigue alimentando aquella resonancia que vino de las dos instancias anteriores, donde estuvimos viniendo y es un retorno para continuar un poco esa línea o eso que habíamos, de algún modo, experimentado en esa época donde nos conocimos con Santi y conocimos a un montón de otra gente y que también nos preguntamos dónde están, en qué procesos estarán”.
Santiago Campos expresó estar: “Contento que los chicos hayan venido, que se haya logrado que esto suceda”, él, como referente del proyecto Rubik confiesa que: “hay muchas veces que espero una manera que suceda y al final lo importante es que suceda y haber logrado eso me pone contento”.
En los encuentros anteriores participaron más bailarines y actores que en este, y se produjeron muchos comentarios sobre el deseo que Carlos y Fernando vuelvan, esto motivó a Santiago y Camila a gestionar una nueva venida porque: “eso puede servir como un puente para deshacer esos bloqueos que hay a acá en la isla” dice Santiago, en referencia a los aislamientos conscientes o inconscientes que hay entre las diferentes grupalidades y colectivos de artistas.
Aunque el número de participantes fue menor al que se esperaba: “es como que se empieza a liberar un poquito… pero si, está complicado… es difícil aceptarlo para mí, me frustro mucho cuando no logro que suceda y no como realmente yo quiero que suceda, es como quiero que le suceda a la gente, porque yo conozco lo que ellos entregan, yo quiero que la gente que vive aquí, que no tiene la posibilidad de sentir eso, que lo sienta, que venga y que lo viva y que lo palpe… sobre todo por el trabajo que tienen ellos, quiero que la gente lo conozca”.
Cabe recordar que: “Proyecto Rubik surge de la necesidad de un espacio que nos brinde las herramientas necesarias para poder desenvolvernos en la danza contemporánea, y a su vez despertar el interés de este lenguaje” ha explicado Santiago y Camila en más de una oportunidad y ahora resaltan que: “cada vez que vienen maestros… es simplemente que conozcan, que compartan, que se posibiliten vivir otra experiencia… somos eso”.
FUENTE: Proyecto Rubik.
PRODUCCIÓN: La Mirada.
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