Aprovechando la excusa de festejar el día Internacional de la Poesía, y por un proyecto generado por el cantautor Ignacio Borreal, la Editora Tierra del Fuego en conjunto con la Dirección de Gestión Cultural realizaron un homenaje a Nicolás Romano y al Mochi Leite. Dos escritores, cuyas huellas en el panorama de la literatura fueguina no pasan desapercibidas, no son inocentes, tienen una potente carga ideológica sobre lo político y social, potencia que
nunca empañó la belleza de sus textos.
El Mochi falleció el 21 de abril del 2019, a Nicolás Romano le alargaron la vida al confundir que él también había fallecido por el anuncio del homenaje compartido.
En todo el evento Nicolás estuvo atravesado por el pudor del homenaje en vida, seguro que no es simple, ni fácil, para quien milita cada día la palabra e indaga en los rincones de la cotidianeidad encontrando historias y personajes frágilmente humanos, recibir este reconocimiento de su laburo.
Por eso Nicolás expresaba: “creo que bien valdría el homenaje para Ignacio, que es el que tomando un cuento y también tomando un poema de Julio, musicalizó, metió la cabeza y el corazón, y es ahí cuando se produce esa magia. Yo creo que el conocimiento y el arte es una construcción colectiva… así que, bienvenido. Una alegría”.
Ignacio Boreal es el seudónimo de Ignacio Cano, músico fueguino con una amplia trayectoria en el ámbito del rock local. Su actividad musical ha sido constante desde el año 1996, destacándose como cantautor y con trascendencia a nivel nacional en diferentes escenarios y con músicos como Lito Vitale y Sandra Mihanovich.
“Yo siento que me han dado mucha bola y lo tengo que decir. Cada vez que presenté una propuesta tuve, no sé si decir, la suerte, la oreja y la mano para ayudarme a concretarla”, explicó Ignacio sobre la actitud de la Secretaría de Cultura Provincial y sus diferentes áreas, como la Editora y la Dirección de Gestión Cultural.
Sobre el modo de producir sus temas declaró que: “mi carrera como músico, está muy relacionada con poder hacer cosas que tengan que ver con este lugar, no me interesa otra cosa o me inspira más hacer eso, que por ahí hacer otro tipo de canciones”.
Ignacio, contó que hace tiempo viene con este proyecto: “de poder ligar generaciones, me parece que hay una generación de gente, no les voy a decir que ya es tan grande, pero que han dejado mucho en esta isla, y no hay que esperar a generar ese enlace generacional, me parece que eso es lo que le da fuerza a un montón de cosas que trascienden a la música y que van por el lado del mensaje y que es un mensaje, que yo siento como ciudadano, que es muy potente”, y refuerza su relato al remarcar que: “es muy potente en relación a cómo conceptualizás al otro, qué lugar le
das, qué lugar le das a la historia, como la lees, qué sentido tiene”.
La pandemia funcionó como maceradora de ideas “ahí comencé a tratar de ver que me pasaba con algunas personas a las que veo y que son de este lugar, y que me atravesaba lo que escribían, y que sentía que entendía lo que estaban diciendo y ahí me encontré con
ganas de mixturar lo mío, lo que hago yo con eso. Porque no es que musicalizo algo que ya está escrito y que respeto la forma, no, no hice así. Lo que hice fue pasarlo por mí, por mis significantes, por mi historia, por lo que a mí me significaba cada palabra de lo que yo estaba escuchando. Por eso tiene ese sesgo, tiene el sesgo de mis lecturas, de lo que yo le quise dar. Y me parece que ahí está lo más fuerte de esto, esa ligazón, ese enlace intergeneracional, eso que, cuando lo terminé de escuchar, se lo mostraba a Nico y sentía que había un mensaje que estaba pasando, que hay algo de la cultura que va pasando, y si ampliamos ese canal creo que va a haber mucha menos violencia, mucho menos quilombo, que quizás es algo que a mí me convoca profesionalmente de lo que es mi trabajo, por mi vida”.
Priscila Vallone de la Editora Cultural y Kevin Suarez de la Dirección de Gestión Cultural oficiaron de moderadores de la charla, tenían una serie de preguntas para Ignacio, pero la fluidez en el relato, dada por el entusiasmo del músico, les dejó poco lugar para el cuestionario. Asimismo, pudieron señalarle su interés en el proceso creativo a lo que Ignacio respondía: “Yo soy Cantautor, a lo otro yo lo sentía como muy técnico (ponerle música a los textos puros), en cambio el pasarlo por mí tiene más que ver con mi lugar de cantautor, cuando necesito vestirlo como lo quiero vestir, recurro a lo que creo que me puede ayudar para vestirlo de esa manera”.
A la pregunta de Priscila sobre cómo fue “esa lectura, ese pasaje” de tomar esos “textos tan crudos” y llevarlos a la canción, Ignacio señaló que: “Está dicho un poco en la letra, es una letra fuerte para
mí, creo que, en ese sentido, es lo que me provocó Julio con sus palabras. Con esa cosa de ver más allá de esa relación entre el hoy, si se quiere, de igualdad social; y a mí me atraviesa un poco el concepto de Justicia, en ese sentido me parece que ese poema es muy fuerte, configurando y mostrando la imagen de los pueblos originarios a través de ese vía crucis, es muy fuerte; tiene mucho peso lo que él dice ahí y sus palabras están en el estribillo. Ahí sí elegí que hable él y que él diga eso – ahí va mi Ona, mi hermano ensangrentado hacia un tendal de olvido – ya todas esas palabras son como muy fuertes. Creo que habla un poco de este lugar y sobre todo de lo que uno ve en Ushuaia que está todo muy tensionado, esta Ushuaia tan linda, tan
bella, tan turística, y la realidad de la Ushuaia de todos los días”.
Inicialmente Ignacio deseaba realizar el proyecto con Lito Vitale, pero él le presento a Hernán Jacinto, y se vio motivado a aceptar la propuesta de Lito porque Hernán le dijo conmovido: “vos me estás contando otra parte de lo que yo me imagino de esa isla” y a partir de ahí comenzaron a trabajar en los arreglos, en todo lo que hace peso en las canciones.
Finalmente, la canción dedicada al «Mochi» Leite y a su poema Mi Cristo Ona; más la dedicada a Nicolás Romano y a su cuento El Lobo y la Ballena, fueron interpretadas por:
Fernando Moreno en Batería, Flavio Romero Contrabajo, Manu Sija Bandoneón, Patricio Carpossi Guitarra Eléctrica, Hernan Jacinto Piano e Ignacio Boreal Voz. La Producción fue de Ignacio Boreal y Hernán Jacinto. Grabado el 28 de noviembre de 2022 en estudios Cabrera por Hernán Gnessuta.
Ignacio no considera el trabajo audiovisual como un videoclip musical sino: “un registro del proceso de la grabación de los temas».
Al momento de agradecer siempre aflora el temor a dejar personas queridas sin mencionar: “el diseño gráfico lo realizó Carlos Bongivanni, también fueguino de mi generación. A todos los músicos hay que nombrarlos… y este proyecto lo pude concretar gracias a ustedes (Secretaría de Cultura) y también me ayudó mucho Sol Agusti, que me acompañó a presentar la declaración de interés provincial en la Cámara de legisladores y le quería agradecer a Sol, que siempre me ayuda y me da una mano, es una amiga. Me ayudaron en esa cosa compleja que es presentar el proyecto”.
También señaló Ignacio que por las dificultades de producción terminó resolviendo todo con Hernán pero que bien podría haberlo hecho acá: “tenemos todas las cosas, todas las condiciones para hacer y los músicos… yo considero que hay de sobra, hay que decirlo, porque la habilidad profesional, los técnicos, los estudios están creciendo un montón, la gente que hace audiovisuales también está haciendo cosas hermosas, yo tuve que darle una vuelta por un montón de cosas, es la vuelta que yo le pude dar. Por eso gracias al apoyo de la Secretaría que apuesta fuerte a la producción local”.
El homenaje estuvo cargado de emoción, Ailén Leite, hija del Mochi, compartió el momento pintando acuarelas en vivo, ella es fueguina, nacida y crecida en la isla. Amante de la fotografía, el diseño, la ilustración, el color y el lenguaje visual en todas sus expresiones. Forma parte de AMMurA, una agrupación de mujeres muralistas desde el año 2019 y trabaja como docente de arte, comunicación y diseño en diferentes instituciones y niveles de formación.
Tras la muestra de los audiovisuales, Ignacio canto varias canciones de su autoría, Nicolás comentó qué cosas lo inspiraron para escribir
ese cuento y para el cierre Priscila, motivando a que el público participe en un micrófono abierto, leyó “Cómo construir un Barco” emblemático poema del Mochi y el Licenciado Roberto Santana trajo un fragmento de “La Tabaquería” de Fernando Pessoa y parsimoniosamente agregó de Alejandra Pizarnik:
“Una mirada desde la alcantarilla
puede ser una visión del mundo,
la rebelión consiste en mirar una rosa
hasta pulverizarse los ojos.”
El breve fragmento de Pessoa, la breve poesía de Alejandra Pizarnik traída por Roberto nos recordaron, como dijo el Licenciado, que
fueron poetas que, en aquellos años, ayudaron a abrir el pensamiento y entender que: “el mundo no terminaba en el estrecho de Magallanes”.
FUENTE: Gobierno de la Provincia de TDF AeIAS.
PRODUCCIÓN: La Mirada.
¡Comentá! ¡Escribinos!
Debes estar conectado para dejar un comentario.