El ser humano es un cuerpo que se forma dentro de otro cuerpo. Independientemente de lo que cada uno crea de la humanidad, de su origen y su existencia, todos venimos de nuestros padres.

La mayoría de los actores/bailarines del Ballet Ushuaia, no habían nacido en plena guerra de Malvinas, y por más que Martín Pereyra, guionista y director del espectáculo reitere que:  “nosotros sólo somos intérpretes de historias que nos contaron” esas historias que les contaron para elaborar un guion teatral no son inocentes, y no quedan solamente en el relato oral, porque todo, como dice León Gieco: “todo está guardado en la memoria”, una memoria celular, una memoria en nuestros cuerpos, en esos cuerpos entrenados de estos artistas que, entregados a su arte como sacerdotes laicos, en una misa pagana, permiten comulgar por una causa y conmocionan, agitan, perturban, permiten la catarsis y la producción de imágenes que sanan.

Martín Pereyra hace muchos años que se dedica a la producción de espectáculos con historias que salen de su imaginario pero: “ahora era contar la historia de otros que realmente había pasado y me siento muy feliz y muy satisfecho por lo que logramos”.

Martín dice que al terminar: “al cerrar el telón, largar ese último suspiro y decir sí lo logramos y poner en la balanza si valió la pena, si valió la pena todo el sacrificio. Recordamos que esto es un trabajo independiente y todos los integrantes del equipo somos directores, coreógrafos, escenógrafos, utileros, maquilladores, el equipo éramos todos haciendo todo, y eso lo hace aun más valorable”.

Cierra el último cuadro de la obra y Martín corre desde la sala técnica al escenario, sube y se enfrenta a un público conmocionado: “ver tantas lágrimas en los ojos de los espectadores, fue un momento en donde realmente entendí hasta donde habíamos llegado o la importancia que en realidad mereció esta obra que quedó plasmada en ese momento”.

Un momento en donde las palabras se perdían y en realidad lo más adecuado era el silencio porque ninguna palabra podía describir lo que se vivía.

Martín agradecido, enmudecido por las sensaciones no pudo, en ese momento, explicar lo que quería: “lo que quedó por decir, es que al convocarme a crear esta obra, a crear este producto, obviamente me obligó a revolver la historia y al revolver la historia hizo que me pudiese acercar más a las situaciones y a los momentos vividos por los protagonistas… los que fueron a la guerra, los que se quedaron esperando, los que tuvieron que despedir a sus familias con la incertidumbre de no saber que iba a pasar, a donde iban, si iban a volver. Pasar por cada una de esas historias me ayudó a entender lo que vivió cada una de estas personas, y generaba una gran responsabilidad de contar desde muchos puntos de vistas esta historia. Remover la historia duele, pero también nos hace entender y valorar más”.

Junto a los bailarines, vale destacar el trabajo de los técnicos de la sala, que hicieron magia en una sala que necesita ser renovada técnicamente, espectáculos de esta calidad son argumentos contundentes para que haya una decisión política de reequipar la Niní Marshall que ya lleva varias administraciones sin dar respuesta.

El espectáculo inicia con la Patria adormecida que surge, y transitará por cuadros puntuales de un pueblo que creyó y aun cree y que fue a la locura de la guerra. Cada imagen: las despedidas, el viento en la llegada a las islas, el combate, las cartas, la patria desgarrada, un pueblo ensangrentado, la llegada de los sobrevivientes y la memoria, el respeto y el honor de los caídos, cada imagen, la belleza de los cuerpos danzando, de las miradas, y de los abrazos entre los bailarines, se replicaba en cada uno de los espectadores, en cada corazón que se agitaba y la respiración se entrecortaba y todos no parábamos de llorar y danzábamos con ellos, éramos ellos allí en el escenario, como ellos éramos nosotros en lo cotidiano, y gritamos, sin que nos salga la voz, “¡Viva la Patria!”, junto a los artistas al final del espectáculo.

El Ballet Ushuaia puso en sus cuerpos jóvenes, cada historia vivida por otros protagonistas, las cargó en esos cuerpos formados dentro de otros cuerpos, cuerpos que vienen de padres que sufrieron Malvinas, que pelearon en Malvinas, cuerpos que, entrenados pueden producir esa belleza que honra a los caídos y ayudará a los sobrevivientes a elaborar sus pérdidas. El arte tiene esa virtud sutil de hablarnos desde un lugar inasible, que está anclado en nuestra esencia espiritual y al decir de Martín Pereyra: “remover la historia duele, pero también nos hace entender y valorar más”.

 

BALLET USHUAIA: Mayra Nuñez; Yamila Batista; Nolia Soria; Guadalupe Daza; Melisa Solari; Antonella Gutierrez; Brisa López; Pamela Gorza; Belén Liendro Franco Vacaflor; Rubén Villanueva; Diego Gauna, Nicolás Fernandez; Gastón Ledesma; Luciano Nuñez; Juan Pablo Noriega; Emiliano Bustos y  Javier Peralta.

 

GUION Y DIRECCIÓN: Martín Leo Pereyra.

 

ASISTENCIA COREOGRÁFICA: Javier Peralta; Franco  Vacaflor y Mayra Nuñez

 

FOTOGRAFÍA, EDICIÓN Y DISEÑO PUBLICITARIO: Juan Pablo Noriega Romero

 

COLABORACIÓN EN EL GUION: VGM Walter Andrés Batista.

 

PRODUCCIÓN: La Mirada.

 

 


Si te gustó compartilo    

¡Comentá! ¡Escribinos!