La Fiesta del Teatro, con ojos pampeanos
El rotundo éxito del festejo teatral puede medirse, sin duda alguna, en la cantidad de miles de espectadores que la disfrutaron, en la asistencia del público a la celebración.

La 35ta. edición de la Fiesta Nacional del Teatro que durante 8 días se desarrolló en Santa Rosa hasta el domingo 31 de octubre, movilizó a miles de pampeanos.

Más de 28.000 boletos llevaron al público por 7 salas, que durante 8 días ofrecieron entre 3 y 4 funciones diarias con elencos de todo el país, ya que estuvieron representadas la totalidad de las provincias argentinas.

A la concurrencia a las salas hay que sumarle las actividades especiales, que por primera vez en la historia de la Fiesta, se desarrollaron en un predio donde se levantó una carpa de circo, otras dos carpas más chicas, un domo, un escenario gigante y un carro donde se ofrecieron funciones de títeres.

Entre medio de las carpas, el numeroso público asistente participó de números circenses, espectáculos de clown, musicales y de foros de exposición o de discusión, en definitiva, una movida efervescente de artistas y público como nunca se vio.

LOS TÉCNICOS, LOS RESPONSABLES DEL ÉXITO

Y hay que decirlo: todo ese andamiaje de estructuras que posibilitaron cientos de actividades, fue posible por la tarea incansable del grupo de técnicos liderados por Gustavo “Loro” Rodríguez y Jorge “Mencho” Sánchez, que armaron y desarmaron cuantas veces hizo falta, y que se hicieron invisibles para los distraídos, porque todo estaba listo e impecable para cada presentación, hasta el colmo de desarmar por completo el gigantesco escenario donde se realizó la inauguración, y que sirvió luego en el Anfiteatro Provincial para la presentación de la Delio Valdéz y los artistas provinciales que actuaron en el cierre de la Fiesta, el sábado.

Ni el vendaval de viento y agua que se abatió sobre la capital provincial en la noche del viernes, pudo con ellos. Pese a la voladura y los destrozos sufridos, al día siguiente todo estuvo de nuevo perfecto.

La idea de armar un predio como parque o feria de actividades –en las vías del ferrocarril, a 3 cuadras del centro santarroseño-, fue pergeñada por el representante provincial del Instituto Nacional del Teatro, José Jerónimo.

Jerónimo apostó junto a Pablo Ferrero y Alejandro Arías –Cultura, Municipalidad de Santa Rosa-, a visibilizar la Fiesta en los sectores más populares, y a atraerlos hacia todos los espectáculos que se ofrecían. El resultado fue contundente. Nunca tanta gente circuló por el ámbito de la Fiesta. Y programar funciones de teatro en la carpa del circo, fue sencillamente brillante. Fue numerosa la gente que así vio por primera vez una función de teatro en su vida.

Por supuesto que hubo errores. Y quejas y reclamos de los grupos participantes. En la organización de una actividad como ésta, de la que entre artistas, técnicos, representantes del INT de todo el país, y dirigentes y personal del INT, hubo que contar alrededor de 600 personas, es imposible no fallar en algo.

De parte de los grupos visitantes, el reclamo más visible fue la carencia de suficiente transporte para movilizarse entre las salas para llegar a tiempo a las funciones. Y también, los primeros días, algunos desajustes en las cuestiones de alimentación, en estas épocas en las que dar de comer implica atender las particularidades de vegetarianos, veganos, celíacos, etcétera… Pese a ese abanico de solicitudes, las demandas fueron satisfechas.

LOS FOROS

En el comienzo de las jornadas, desde la mañana o a primera hora de la tarde, los foros habilitados permitieron escuchar la exposición de la dirigencia del teatro nacional actual.

También por primera vez ocurrió que en la misma mesa pública se sentaran el director ejecutivo del Instituto Nacional del Teatro, Gustavo Uano, y la presidenta de la Asociación Argentina de Actores, Alejandra Darín.

Y fue justamente Darín la que reflejó la importancia de que las entidades compartan actividades, cosa que hasta la asunción de Uano nunca ocurrió, por más increíble que parezca.

La discusión en ese foro incluyó un tema que desde la pandemia cambió el paradigma del teatro, que al no poder hacerse en forma vivencial, encontró camino en la virtualidad por Internet. Todo parece indicar que con el retorno del público a las salas, el teatro seguirá siendo como siempre, un hecho presencial. Pero hay quienes se enrolan en la corriente de producir para la web, convencidos de que por ahí está el futuro, contra la postura de los que defienden que si no hay convivio, el teatro no existe.

La respuesta llegó de la mano de la estadística en número de asistentes. Junto a la carpa de circo se habilitó una carpa llamada de “streaming”, donde se reprodujeron al mismo tiempo varias de las actividades de las salas. Esa carpa fue la menos visitada. “Fue un rotundo fracaso. Nos pone contentos”, dijeron, palabras más palabras menos, las autoridades del INT.

Y en medio de esa polémica, tampoco pasó desapercibido que el “streaming” programado de “Habitación Macbeth” con Pompeyo Audivert, se suspendiera. No hubo ningún problema técnico, como se comentó. Al enterarse, Audivert pidió que su obra no se reprodujera de esa manera.

Otros dos foros congregaron la atención de los grupos participantes. Uno fue el que se dedicó a género y diversidades en las artes escénicas, y también se desarrolló con mucho interés la mesa de hacedoras teatrales.

Otro foro que generó polémicas fue la mesa de jurados y críticos. Este año, la pandemia obligó a suspender los espacios de devoluciones o críticas del jurado, aún cuando los jurados y críticos del INT se encontraban presentes, y hasta dejaron oír su voz disconforme porque “no nos dejan hacer nuestro trabajo”.

El reclamo generalizado apuntó a la riqueza que para los grupos teatrales tiene ese encuentro, en el que se escucha y se aprende de la mirada de los más experimentados.

Hubo voces airadas incluso, que relacionaron esa suspensión y la contrastaron con el hecho de que las clases magistrales fueran ofrecidas sólo por representantes de la Capital del país, y que no se oyera ninguna otra voz “descolonizada”.

Luego, fuera de todo programa “oficial” hubo reuniones de grupos y jurados, que zanjaron por su cuenta esa carencia, en otra de las actitudes que merecieron aplausos fervorosos.

LAS OBRAS

Y pese al riesgo de caer en el “lado” de los colonizados, es imposible obviar que las puestas en escena que ofrecieron Pompeyo Audivert con “Habitación Macbeth”, primero y Mauricio Kartún con “Terrenal” luego, fueron tal vez las dos máximas expresiones teatrales de la Fiesta Nacional.

Pompeyo, porque su arte es superlativo y la calificación es exigua. Tal vez la mejor descripción la dio una actriz pampeana en las redes, después de ver la función. “Es de no creer lo que hace este tipo en escena. Me hizo sentir que no hago teatro… Hago otra cosa parecida”, dijo.

Es que el actor representa con enorme solvencia siete personajes distintos de la obra de Shakespeare, y asume de modo increíble la actitud corporal y la voz de cada personaje. Una verdadera clase magistral de teatro.

“Terrenal” es una obra que va por su octava temporada. Es un fresco teatral con tres actores que tienen un bagaje expresivo notable, y además, se trata de una comedia, que protagonizan Caín y Abel y el mismísimo Dios.

No todo lo que llegó de CABA se lució. María Onetto llegó con una producción del Teatro Nacional Cervantes de la que no se avisó que se trata de teatro “semimontado”. La actriz lee el 95 por ciento de su parlamento. Un texto jugado, rico, actual, pero con sabor a poco en la actuación.

Luego, en general, debe enorgullecer que el teatro de las provincias está muy vivo, y que hay propuestas novedosas, brillantes, con un despliegue maravilloso y con ofertas cada vez más abarcativas: se pudo ver teatro del absurdo, danza teatro, teatro tradicional, comedia musical. Cayendo en el lugar común, hubo para todos los gustos, y muy pocos, de los muchos que asistieron, se fueron decepcionados.

General Pico no estuvo ausente en la Fiesta. Hernán Medina “Chok” y Carla Benavente llevaron “A Tempo”. José Duhart estuvo con “Giuseppe”. Julián Martín “Zoquete”, participó con “Hop”. Todos ellos actuaron en el paseo ferroviario durante toda la semana.

LA SALA TKQ

No está en el “off” New York ni en el “off” London. Fue construida en la esquina de Cervantes y Sarmiento, en Santa Rosa, pero al decir de una periodista entendida en salas, está en el nivel de las salas del off Nueva York o Londres.

Y su inauguración quedó un poco silenciada por el ruido de la avasallante programación, pero en el futuro será insoslayable recordar que la sala TKQ quedó habilitada oficialmente durante el desarrollo de la 35ta. Fiesta Nacional del Teatro.

Y en verdad es una joyita que construyeron Héctor “Peli” Malgá, Facundo Morales, Laura Acuña y Ana Santa Marta, en una vieja casona santarroseña de la que resguardaron su vieja fachada, pero que en su interior está equipada con lo más moderno y seguro del teatro nacional, con un preciosismo envidiable y con capacidad para 110 personas.

La sala se destacó además, durante la Fiesta, porque fue la que mantuvo a rajatabla los protocolos por el Covid-19. No se puede mejor.

Nota: las fotografías de escenas fueron tomadas por el fotógrafo Leandro Fabro. 

 

FUENTE: www.maracodigital.net


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