El 1 de julio comenzamos un sondeo de opinión con Ustedes, nuestros lectores. A causa de esto recibimos muchos comentarios y fuimos convocados a charlar con Edith Pouso y Sol Agusti en el Programa de Radio Laberintos que se transmite por la 100.1 Mhz, Radio Provincia.

En una charla muy dinámica aparecían cuestiones vinculadas al arte y la cultura no como profesión, sino como un “hobby”.

Entre las inquietudes que surgieron destaco dos: “cuánta gente se dedica de lleno a la actividad cultural”, y “si esta sociedad demanda de la producción cultural”.

Claro, parece naturalizado que nuestros artistas trabajan de otra cosa y en su tiempo libre realizan sus prácticas. Está naturalizado que la cultura no es un bien del mercado fueguino, sino la práctica de quien puede hacerlo, casi como un entretenimiento, no como profesión.

Desde nuestra producción señalamos que los artistas trabajan de otra cosa porque no hay un mercado cultural desarrollado. Y para que ese mercado cultural se concrete requiere de la convergencia de varios sectores que son los que motorizan la economía de una sociedad: la voluntad política, el apoyo empresarial privado, más los colectivos del tercer sector independiente llamémosle, fundaciones, asociaciones, cooperativas.

La pandemia vino a licuar los pocos espacios de expresión cultural de la isla. Y la actividad cultural entró en un impase casi sin retorno. Estamos en un periodo en el cual los trabajadores de la cultura no son vistos como profesionales esenciales. La paradoja es que el acceso a la producción artística  es lo que nos está salvando de la locura del encierro y del distanciamiento.

Tanto Edith como Sol nos preguntaban el ¿para qué del sondeo?.  Está claro que no estamos pidiendo una declaración personal manifestando: “Yo soy artista”, seguramente ya hay en marcha sondeos y encuestas sobre eso. Nosotros estamos preguntando ¿a quién conocés?. Son dos cosa muy distintas. Porque el artista que reconozco de algún modo ha dialogado conmigo. Eso que hace, esa historia que cuenta en su producción, sea textual, fotográfica, plástica, musical, de algún modo ha resonado en mí. Y ese valor simbólico puesto en ese objeto, ahora me representa. En ese diálogo se construye una conexión emocional, intelectual y espiritual que nos da la sensación de un propósito compartido, entre las personas y con una comunidad.

¿Para qué un sondeo? Para comenzar a dialogar y hacer visibles a nuestros realizadores.

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