El nuevo director del Museo Histórico Nacional (MHN), e investigador independiente del CONICET, Gabriel Di Meglio, aborda la dimensión histórica del Día de la Patria, explica la importancia de la fecha como símbolo de pertenencia argentina y nos adelanta sus objetivos al frente del MHN.

Gabriel Di Meglio es investigador independiente del CONICET, exdirector del Museo Nacional del Cabildo y la Revolución de Mayo, y abril del 2020, director del Museo Histórico Nacional. El historiador comparte sus objetivos al frente del Museo, a corto y a largo plazo, y la importancia de celebrar una de las fechas patrias más importantes para la República Argentina.

 

 

-¿Qué cree que puede aportar al frente del Museo Histórico Nacional?

-Tengo varios objetivos. Uno es renovar la muestra principal, replanteando el guión. A dos décadas del fin del siglo XX me parece fundamental que se lo incorpore en la narrativa del museo, cosa que nunca ocurrió. El desafío es entonces plantear un recorrido por la historia de este territorio desde tiempos prehispánicos hasta, digamos, 2001.Se puede contar de diversos modos en un museo, pero también quiero buscar y pedir donaciones de bienes clave de la historia del siglo XX, para ampliar la colección.

Un segundo objetivo es potenciar el archivo y la biblioteca, que tienen acervos muy valiosos, como base para convertir a largo plazo al museo en un centro de investigación histórica. Al mismo tiempo quiero avanzar en la investigación de la colección, que es grande, fascinante, y todavía tiene mucho por ser indagado. Cuando termine este momento tan duro de la epidemia me interesa organizar muestras temporarias sobre temas muy variados (este 2020 haremos una sobre Belgrano, pero en modo virtual), y también actividades de extensión.

Además, para mí es clave hacer lo necesario para que el museo sea accesible para toda persona que quiera venir, sin excepciones. Finalmente, quiero aumentar la visibilidad del museo, que es uno de los principales del país, tiene cosas maravillosas, pero no cuenta con un nivel de conocimiento acorde con su importancia.


La biblioteca del Museo Histórico Nacional

-¿Cómo se mantiene actualizado un Museo que es histórico?

-Teniendo en cuenta que el pasado no cambia pero el presente sí, y por lo tanto el modo en que se piensa ese pasado va variando de acuerdo a problemas nuevos, también las maneras de narrar el pasado se transforman.

Un museo de historia, en mi opinión, debe nutrirse de buenas investigaciones provenientes del mundo académico para su guión y también debe hacer sus propias investigaciones.

Luego debe trabajar esos contenidos para ser claro y atractivo para visitantes muy diversos en edad y en formación, lo cual implica incorporar distintos lenguajes y novedades tecnológicas útiles para contar y contribuir a la buena experiencia del público, al cual, además, es importante escuchar.


Patio del Museo Histórico Nacional

-¿Cómo se trabaja para lograr que el Museo aporte algo nuevo?

-A veces se dice que los museos son antiguos, que no convocan a la población. Hay de todo, pero he visto acá y en otros países museos históricos llenos de público y con muy buenos resultados. Obviamente si un museo renueva su perspectiva, tanto histórica como museográfica, su propuesta se actualiza y se mantiene convocante. Pero hay cosas que no cambian: en museos con colecciones de excelencia como el Histórico hay objetos fabulosos que no pierden su potencial de hacer sentir que se está ante un fragmento del pasado. Lo importante es presentarlos de manera atractiva y que se estructuren con el resto de la exhibición.

Algo nuevo para el Museo Histórico Nacional es incorporar en el relato principal de la muestra las acciones de las clases populares, de los grupos indígenas después de la conquista, de quienes fueron esclavos, de las mujeres que no pertenecían a las elites. Sin estos grupos la historia es incomprensible. Obviamente se dispone de mucho menos patrimonio material que provenga de ellos, pero hay otros recursos para incluir su historia.

-Estuvo al frente del Museo Nacional del Cabildo y la Revolución de Mayo. ¿Qué representa para usted el 25 de mayo, luego de aquella experiencia?

-Mi relación con la fecha es larga, ya que llegué al museo porque primero investigué sobre el período –mi tesis doctoral fue sobre la participación popular en la revolución- y también lo he enseñado durante años en la universidad. Pero estar en el Cabildo me hizo notar aún más el peso enorme que el 25 de mayo tiene para quienes viven en Argentina. Es un mito de origen muy poderoso, realmente me parece fascinante.


El 25 de mayo de 1810, según Francisco Fortuny

-¿Qué debemos celebrar el 25 de mayo?

-Celebramos el inicio de la revolución que elegimos como fecha de inicio de nuestra nación. La revolución no tuvo como proyecto la independencia, salvo entre una minoría de dirigentes, sino la autonomía dentro de la monarquía española, pero abrió un proceso que terminó en la creación de un país nuevo. Como en Argentina existen grandes diferencias políticas y sociales, que lógicamente llevan a conflictos, el 25 de mayo tiene un pequeño efecto contrario: como mito de origen que nadie discute, es una señal de pertenencia a una misma comunidad.


Retrato de Juan José Castelli

-¿Cuál es su prócer favorito y por qué?

-En general la idea de «prócer» me parece complicada, porque se interpreta como una especie de superhéroe, y no existe tal cosa. Pienso a la historia como un proceso colectivo y me interesa sobre todo la historia popular, la de la gente común que no tiene nombre de calle, cuyas pocas pertenencias no terminaron en museos. Pero por supuesto hay líderes históricos cuyas trayectorias me parecen especialmente destacadas, sobre todo por su impulso transformador, como me ocurre con Juan José Castelli, José Artigas, Manuel Dorrego –el interés me llevó incluso a investigar y escribir su biografía- y Eva Duarte. Y la verdad es que el patrimonio sanmartiniano del Histórico es muy atractivo.

 

FUENTE: Ministerio de Cultura de la Nación.


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