La Fuga es una Academia de Música que funciona en la Galería de Arte del Presidio de Ushuaia. El maestro Guillermo Loisa está al frente de este emprendimiento artístico.

 “Nosotros estamos haciendo como un poquito de historia” nos cuenta Guillermo y nos detalla que: “Hace más o menos diez años que estamos acá. Presentamos un proyecto a Ale (Alejandra Rosell, coordinadora de la Galería) hace diez años con la idea de enseñar clases de guitarra, ese fue el inicio de esto”.

Se empezaron a dar algunas clases de guitarra y a través de esas clases de guitarra hubo personas que querían aprender otros instrumentos. “Fuimos convocando músicos con las distintas especialidades como guitarra, violonchelo, violín, piano, canto y se armó como una especie de organización, que después le dimos un marco que terminó siendo la Fuga…la academia de música”.

La Academia enseña varios instrumentos, con dos clases de modalidades. Una modalidad que está vinculada a la parte más académica en función de leer partituras: “aprender más de una forma parecida a una academia o a una escuela de música tradicional, formal” explica Guillermo,  y sobre la segunda modalidad nos dice que: “después… tenemos los talleres, generalmente están vinculados a  canciones más populares, donde una persona sin conocimiento puede venir y aprender cualquier instrumento.  Se enseña a una persona adulta que quiere venir a aprender a tocar una guitarra, una zamba, un tema de rock, cualquier estilo musical y se enseña con tablatura y de una manera más simple para que vaya al grano…Yo soy profesor de conservatorio, pero bueno hay gente que no quiere aprender de partituras y de esa forma es mucho más simple”.

“De los profesores que llegaron en el proceso de diez años, algunos son docentes, otros son concertistas, otros artistas, es decir una gama de distintas índoles que vamos sumando para ver como podemos llegar a aprender y mejorar esa idea de la enseñanza musical”, señala Guillermo al hablar del plantel tan variado que tienen de docentes.

La Academia brinda un espacio de intercambio con músicos que están vinculados a diferentes actividades de la ciudad “por acá han pasado profesores de Estados Unidos, violinistas que han llegado al CADIC que en un proceso vinieron y enseñaron en un tiempo. Ahora llega un profesor de Venezuela, que es un violinista. Cuando están en la ciudad le damos ese espacio para que puedan desarrollarse y puedan expresarse y poder enseñar un poco lo que hacen”.

El museo les ha facilitado el espacio durante estos diez años, la academia funciona en los horarios que está abierta la galería de 9:00 a 20:00  todos los días. Y hay profesores que tienen disponibilidad horaria de mañana y de tarde, “después funcionamos como cualquier academia. Hacemos presentaciones cada 6 meses, a veces tocamos con los alumnos en las radios. La diferencia de esta academia es que los docentes son concertista, artistas y se arma un bagaje donde la bohemia que viene de afuera, siempre está acá dando vueltas. Eso es muy interesante para los alumnos que están”.

Guillermo Loisa nació en Mar del Plata: “viví muchos años en Bariloche y vine hace 25 años más o menos” . Tiene la sensación de vivir media vida en Ushuaia y nos cuenta que: “Empecé mis estudios de música de pibe, porque mi padre cantaba tango y porque mi hermano tocaba una guitarra y porque en el barrio en el que vivía siempre en la esquina había un amigo que tocaba y eso me gustó”.

“Empecé de una forma sin saber, con acordes y después a los veintipico o 19 años dije algo tengo que hacer y decidí empezar un conservatorio de música que lo había iniciado en Mar del Plata , en el conservatorio municipal, después me fui a Bariloche y en Bariloche seguí siempre indagando y terminé recibiéndome en Mendoza, después volví a Mar del Plata y allí fui vagueando por todos lados”.

Por un tiempo, Loisa,  dejó la música y se dedicó a otras actividades. “La idea básica era poner esto para seguir vinculado a la música y al ambiente. Después llegó un punto que había mucha cantidad de alumnos que me superaron y ya tuve que armar algo. Y fui comprando los instrumentos de a poco como para darle un ambiente, los pianos, las guitarras y otros instrumentos que andan dando vueltas”.

Charlamos un poco de la organización administrativa de la academia: “Actualmente es mi actividad principal. Ahora estoy enfocado en esto. Y las circunstancias me pusieron en el rol este de dirigir, y le daré para adelante hasta que esto se ordene y después agarraré un profe y le diré quedate vos como director y lo vamos viendo”.

Por el lugar han pasado más de 1500 alumnos, lo conoce poca gente, Guillermo se manifiesta agradecido al Director del Presidio, Carlos Pedro Vairo, y a su Coordinadora Alejandra Rosell y reflexiona: “Lo positivo y lo bueno es que un lugar que era una prisión y una cárcel, hoy nos diera la libertad de  expresión y hacer lo que nosotros podemos hacer. Donde ayer hubo encierro hoy hay libertad”.

 

PRODUCCIÓN: La Mirada.

 

 


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