No da tregua la muerte en Tierra del Fuego, no da tregua con el arte, está ensañada con los poetas y artistas. Si supiéramos cómo espantarla, convencerla de que siga de largo.
¿Cómo despedir a Mochi? Ardió la vida. Tenía muchísimos amigxs, por todos lados. Era un puente que tendía puentes, así de excepcional y sencillo. Siempre conectando, siempre recomendando a sus amigos a otros amigos y a otros amigos y así. Recuerdo infinidad de nombres que me pasó, «¿Leíste a este, a esta otra?», «¿Escuchaste tal música?». Se hacía querer fácil. Contagiaba rápido su «estado de poesía». Su humor. Era una cantera de invenciones al paso. También se hacía detestar, como él solo podía, y era parte de su encanto. Así lo queríamos. Lo querremos para siempre.
Ya andará por ahí alborotando el aire con todos sus admirados poetas y queridos amigos y familiares «caídos» antes que él.
Nosotros nos quedamos más solos, tanteando sombras amigas que no están, pero la poesía acompaña.
Uno de sus poemas más inolvidables:
CÓMO HACER UN BARCO
Arranque sus costillas
y esternón,
construya las cuadernas,
ponga su alma
de mascarón de proa,
extienda sus ganas
como velas,
gane el viento
que le deben
y llore, luche, ame,
mate, llore, luche,
hasta hacer el mar.
Mochi Leite. Poeta universal, hasta siempre.
ESCRITO POR: Florencia Lobo. (La foto es de 2014, en su casa).