Noviembre ha sido un mes que  nos brindó días espléndidos de sol. La vida que genera esas energías mueve en los fueguinos una necesidad de salir, compartir al aire libre. Uno de los paseos más destacados es el Paseo de las Rosas. Allí el paseo es invadido por bicicletas, patines, patinetas, rollers. Niños, adolescentes y adultos, cada uno a su manera, dejan que la sensación de placer y libertad los llene. Las familias y amigos toman mate, otros juegan a la pelota, los niños corren y corren junto a sus mascotas, no importa que día de la semana es.

Uno puede caminar distraídamente entre ese tumulto de actividades provocadas por el sol magnífico y la temperatura maravillosa, pero no pasa desapercibido en la glorieta del lugar, un grupo de jóvenes que baila. No bailan cumbia, no bailan tango ni folklore, hacen Hip hop. Le dan a la tarde y a quienes pasean por el lugar un aire fresco de alegría placer y libertad.

Matías, Tomás y Facundo han preparado su equipo portátil y suena Mr. Carmack – Kick It Up desde un canal de You Tube.

“Me metí en la movida hace aproximadamente dos años, comencé a entrenar solo. Previo a eso yo iba a los talleres que hacen en el medio caño, talleres de Break Dance que los hace el Chelo y conocí la movida por mi hermano, Tomy”  Cuenta Matías, y detalla que:“Me empecé a meter ahí, conocí lo que es el baile por el lado del Break Dance que es una de las ramas  del hip hop, y después de eso, al año me metí en la academia Ritmo Sur, ahí conocí el baile coreográfico, que se diferencia mucho de lo que es la improvisación, del Freestyle”. 

Facundo quisiera recibirse de abogado pero: “Comencé con popping. Aprendí yo solo, mirando videos, tutoriales y ahí me enamoré. Empecé a bailar más, más y más, ya van tres años que comencé a bailar y ahí empecé a aprender más, después cuando fui a Ritmo Sur los primeros días dije uauh! es un mundo nuevo”.

Tomás ha viajado al Summer Dance Camp, es una movida que hace Juliano Alcántara, quién vino a dar un seminario a los alumnos de Ritmo Sur, este evento se hace en  Camboriú, y nos dice que:“Me di cuenta que es lo que más me apasiona y me llena y sé que uno, haciendo lo que le gusta, tiene el éxito asegurado, sería la mejor manera de decirlo”.

El hip-hop es una cultura y movimiento artístico originado en el Sur del Bronx y Harlem, en la ciudad de Nueva York, entre los jóvenes afroamericanos e hispanos durante la década de los años 70. Si bien el término hip hop se usa a menudo para referirse al estilo musical (también conocido como rap), se considera que el hip hop no sólo se circunscribe al ámbito musical y por el contrario consta de cuatro elementos los cuales son imprescindibles para describir este fenómeno en su totalidad:

El rap, que es la expresión oral, lo recitado o cantado, el turntablism o «DJing» que es la manifestación auditiva o musical, el breaking que es lo físico, el baile y el graffiti que es la expresión visual, las pinturas en dónde esta subcultura es la temática.

Ver en el fin del mundo  que esta expresión, cuyo marco normal en el territorio de origen, se asocia fácilmente con la pobreza y la violencia subyacente al contexto histórico que dio nacimiento a esta subcultura, da cuenta de la potencia de los medios de comunicación y la posibilidad tecnológica que tienen nuestros jóvenes, para descubrir en internet la posibilidad de esta expresión artística. Ninguno de los bailarines pertenece a una clase social pobre o violenta, por el contrario son jóvenes esperanzados en una carrera, abogacía en Facundo, Nutrición en Matías, o la decisión de Tomás de inscribirse en una academia de Baile en Buenos Aires.

“Para mí es una forma de vida” expresa Matías y amplía sus sensaciones, “es un escape a  liberar estrés, a alejarse de problemas. Para mi bailar es todo eso, es otro mundo es un escape a eso, es como una ayuda a canalizar diferentes cosas, nervios, a mí en particular me ayudó a sentirme más libre, por ejemplo a no tener vergüenza que te miren, te hace sentirte libre te hace soltarte más. Y en sí, el baile es lo que me di cuenta a último momento que amo. No hace mucho, yo antes era de otras cosas. Antes era del futbol, de los deportes…vóley, andar en bici… de los deportes. El baile fue algo nuevo para mí y ahora no lo puedo dejar”.

Facundo cuenta que: “llego un día en que teníamos que hacer freestyle en la academia y fue una locura. Todos empezaron a hacer freestyle y yo ¡uauuuuh!. Hasta que me animé. A mí me gustó porque yo me siento libre, bailando me siento libre porque es una emoción, me siento muy libre”. Después Facundo se  acercó a un grupo que se llama “Batalla de Freestyle”, y se preguntó. “¿qué es esto? Y  me llega un mensaje que dice: Chicos nos vamos a encontrar en el Paseo a tirar batallas de freestyle, y yo ¡uauh!”. Cuando se juntaron empezaron a hacer batallas y había un montón de gente rodeándolos y: “era una locura, que nosotros bailando nos pudiéramos hacer ver por toda la ciudad  y el baile que había entre nosotros, esa pasión hacerla ver entre todos los fueguinos que son muchos”. Con un entusiasmo que contagia afirma que:“Bailar es una emoción, es muy alegre en ese sentido, yo me siento libre, alegre, feliz. Siento pasión cuando bailo”.

Tomás nos cuenta que: “los finde aprovecho a estar acá y aprender, practicar y compartir un momento con mis amigos, que es lo que nos gusta hacer”, y nos explica lo que significa cebarse con la música: “la misma música te lleva sentirte seguro de vos mismo, de transmitir esa energía, nosotros decimos cebarnos, es cuando la música tiene tanta energía que cuando estás bailando sentís esa felicidad, esa mezcla de sensaciones. A veces lo uso como un modo de descarga, cuando tengo algún problema…mínimo, algo que me haya pasado, cuando junto todo eso y lo llevo al baile me hace sentir  libre, me siento libre bailando, me llena mucho”.

La música llena la glorieta del Paseo de las Rosas, Daniela se suma a la batalla con Matías, Facundo y Tomás. Son muy jóvenes y contagian su felicidad al bailar, los niños alrededor se suman, bailan, hacen piruetas. La tarde cae bella en una ciudad bella, en dónde los jóvenes se construyen, desde la pasión, un sentido válido a su mundo, a su existencia. Lo único que detiene el disfrute es el equipo de música portátil que se quedó sin baterías.

 

PRODUCCIÓN: La Mirada.

 

 

 


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