La tarde está agradable. Subo por Don Bosco hacia Magallanes, en la distancia veo volar tres pelotas por los aires. En medio de la calle, entre los autos, Ezequiel busca las pelotas que se le cayeron. Hace dos semanas que practica en el semáforo. Se turnan, ahora Gaetano toma sus clavas, se
muerde los labios y se deja estar allí frente a ese público que al principio le daba vergüenza. Él me ve sacar fotos y se acerca a hablar. Elisa rápidamente enciende sus cadenas con fuego. Le toca a ella, también hace pois y bastón de fuego, un poco de bochas, contact

A los automovilistas no se los ve muy generosos, o tal vez como dice Gaetano Lima:“hay gente buena onda y tenés gente que te forrea”. Hace dos años que viene al semáforo, y comenta que: “Al principio te da como una vergüenza, pero después la eliminás al toque”. Le pregunto
como le va, que le pasa con la gente: “vez pasada me amagaron que me iban a dar algo y no me dieron nada, y después me vaciaron el cenicero en la gorra, un montón de cosas que no están buenas”. Y sentencia con desilusión:“pero que podés esperar si está redesvalorizado el arte aquí en la Argentina”.

Por  otro lado Elisa comenta que: “por suerte me va bien, recibo buenas caras de la gente. La otra vuelta me pasó que se me acercó una familia a felicitarme y…nada”. Y explica sus motivos de estar en el semáforo: “uno viene acá a hacer malabares…para sacarle una sonrisa a la gente, romper un poco con la rutina ¿no? Y siempre se espera la mejor devolución que es la sonrisa, y la felicidad”.

Ezequiel explica que: “hago artes visuales, aunque no aparente, (se ríe) comencé a hacer malabares hace dos semanas”y cuenta su propósito: “estoy haciendo un viaje a Uruguay a estudiar medicina. Así que me estoy auto sustentando para ver si llego a Córdoba a buscar mi pasaporte de la UNC y trasladar mis estudios al Uruguay”.

Mientras unos hacen sus rutina en el semáforo, los otros descansan en los canteros de la plaza “Bomberos Voluntarios de Ushuaia” en ronda de mates. Francisco Aramburu práctica con su monociclo y nos cuenta que: “Soy nacido y criado en Ushuaia. Hace tres meses que practico…está divertido” y cuenta sobre su rutina: “nos juntamos a veces los miércoles a entrenar en el CEPLA y después nos juntamos un rato acá, sino durante la semana también vengo”.

Joaquín Espínola es de Iguazú, Misiones: “estoy hace seis meses acá. Vine por cuestión de trabajo y en mis tiempos libres hago malabares con los chicos, vengo  a hacer un poco de plata al faro, a seguir entrenando y aprender un poco más, compartir con los chicos, a conocer gente, porque este es un mundo que se comparte todo el tiempo”.

Florencia es de Buenos Aires, vino de viaje a conocer la ciudad y nos cuenta que: “estoy tratando de hacer malabares…estoy con el ulla… pienso irme, pero por el momento estoy acá, con los chicos compartiendo buenos ratos”.

Ezequiel amplia el comentario de Florencia: “es como mis compañeros te dicen. Esto es familia. No es que nos juntamos a vaguear o sólo a charlar. Nos unimos, nos cuidamos, mate que va mate que viene. Hacemos una familia más allá de nuestras familias, de nuestras casas, las trasladamos”.Y nos afirma que: “aunque muchos te pueden decir que la calle es peligrosa, pero si nos conocemos y nos mantenemos como grupo, estar en la calle puede ser muy divertido, y no tan peligroso”.

Guardo la cámara en la mochila, me dan un número de Whats App para mandarles las fotos. Continúo con mi rutina, subo hacia avenida Alem, y me retornan las palabras de Florencia: “siempre se espera la mejor devolución que es la sonrisa, y la felicidad”.  Sonrío, inconscientemente han roto con mi rutina.

 

PRODUCCIÓN: La Mirada

 


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