El 27 de marzo se celebra el Día Mundial del Teatro, creado por el Instituto Internacional de Teatro de la Unesco con el objetivo de dar a conocer lo que representa este arte para la cultura a nivel mundial. 

La propuesta surgió en 1961, en el marco de una jornada internacional en Helsinski, Finlandia, para celebrar una de las  artes escénicas más destacadas: la dramaturgia.

¿Por qué se celebra precisamente el 27 de marzo?

Desde 1954, el 27 de marzo iniciaba la temporada en el Teatro de las Naciones de París, evento con el que, además, se pretendía lograr una comunión entre países después de finalizada la Segunda Guerra Mundial, en días de la reconstrucción europea.

Cada año, y con motivo de esta celebración, una prestigiosa figura de talla mundial, invitada por la UNESCO, comparte un mensaje sobre el teatro, la cultura y la paz, leído en las salas del mundo y traducido a más de veinte idiomas.

El primer mensaje, el 27 de marzo de 1962, fue pronunciado por el poeta, dramaturgo y cineasta francés Jean Cocteau. Luego le siguieron nombres como Arthur Miller, Laurence Olivier, Pablo Neruda, Richard Burton, Antonio Gala, Humberto Orsini, John Malkovich o Darío Fo.

En 2020 la palabra la tiene Shahid Mahmood Nadeem, periodista paquistaní, dramaturgo, guionista, director de teatro y televisión, y activista de derechos humanos.

Shahid Nadeem (Pakistán): El teatro como santuario

Mensaje Día Mundial del Teatro 2020

 

Gente de teatro, en primera persona

Este año el teatro celebra su día en un momento muy particular. El mundo entero se encuentra inmerso en la pandemia del Coronavirus y la Argentina no está exenta. La cuarentena preventiva y obligatoria impide al público acercarse a las salas.

 

El director del Teatro Nacional Cervantes, Rubén D’Audia, analiza la celebración en esta situación especial:

«Si pensáramos que el teatro es solo el encuentro de un grupo de artistas con su público dentro de un espacio físico que damos en llamar salas teatrales… ¿qué sucede con esta actividad cuando esta situación entra en suspenso? ¿Deja de existir el teatro? ¿También se suspende el estatus que cada quien posee en cuanto potencial público? ¿Qué sucede con los actores, qué con las actrices? ¿Qué hacer con los textos que no podrán ser dichos desde un escenario hacia una platea? ¿Dónde se alojan las imágenes que nos provocan cientos de miles de escenas? ¿Dónde se instalan las miradas de los directores sobre sus elencos?

Todas preguntas, las anteriores, que bien podemos formularnos en esta pausa que nos genera el aislamiento social preventivo.

El Teatro, esa actividad humana tan antigua como nuestra civilización, ha sobrevivido a lo largo de siglos. Se ha sobrepuesto a la estupidez, la locura y esa impresionante capacidad de daño que posee el Hombre.

¿Por qué no ha desaparecido esa práctica intrínsicamente social, y no solo esto, por qué ha evolucionado a estadios que nosotros hoy, habitantes de la pos modernidad, contemplamos y disfrutamos cual si fuéramos aquellos lejanos ciudadanos griegos?.

La o las respuestas, con seguridad, son tan variadas y numerosas, que hoy omitiremos su desarrollo.

Solo arriesgar la hipótesis que el arte de la representación es tan fascinante a nuestra vista, tan esencialmente humano y tan arraigado a la expectativa de lo divino, que seguirá existiendo y desarrollándose por el resto de nuestra existencia y hasta el fin de los tiempos.

Es simplemente por ello que hay que celebrar el Teatro. Y a quienes lo hacen. Quienes actúan y quienes observan. Quienes sufren por él y quienes disfrutan.

Celebremos, mientras esperamos salir de nuestros hogares y asistir a nuestra próxima obra».

 

Teatristas como Ricardo Bartís, Laura Paredes, Lorena Romanín suman sus reflexiones.

 

Ricardo Bartis, actor, director, profesor de teatro y creador de Sportivo Teatral

«Envueltos en la tristeza y el miedo, miramos azorados la tragedia de la pandemia. Perseguidos por ese enemigo invisible, negado casi todo contacto humano por el riesgo al contagio, encerrados en nuestras casas, en nosotros. Todo quedará afectado, todo deberá cambiar, ojalá aprendamos; ahora el personaje trágico es la Humanidad. El Teatro Trágico nos ha presentado fuerzas que no pueden ser enteramente comprendidas, ni derrotadas por la lógica racional, un mundo inexorable y absurdo. Todo será distinto, todo. Que destino tendrá el Teatro, no lo podemos saber. Pero siempre habrá una manera poética de ‘hablar’ de aquello imposible de nombrar, de lo humano inasible, donde solo el eco poético puede ponerle nombre. Y habrá contra todo dolor, contra toda tristeza Teatro».

 

Laura Paredes, actriz, codirectora del grupo «Piel de Lava»

«Llevo seis días encerrada y tomé la íntima decisión de no sucumbir ante la propuesta -bien intencionada- de mantener vivo al teatro a través de las redes o de las plataformas visuales. Decidí que mi humilde homenaje al teatro sería negarme a reemplazarlo y no ceder jamás esa experiencia física; ese encuentro que hace siglos reúne a los mortales y a los dioses para alejar a la muerte aunque sea por un rato- o evocarla, invitarla a escena y volverla ficción. Los cuerpos se ven atravesados por el tiempo de la ficción, que nunca será el tiempo del streaming: es un tiempo misterioso y, de algún modo, subversivo.

La pregunta que me hago, entonces, es ¿por qué? ¿Por qué me entristecen las filmaciones? ¿Por qué allí hay algo esencial que se pierde?

¿Por qué la noción de ‘registro” se vuelve tan pueril, tan inofensiva frente a los ojos del que mira desde su laptop aquello que fue posible sólo porque los cuerpos estuvieron ahí? Otra vez, la respuesta está en los cuerpos. Esos cuerpos que ensayaron meses, que convivieron en escena y que se rieron y que también tuvieron que frenar por un tiempo. Esos cuerpos cómplices que se pelearon, que se detestaron, que se volvieron a entusiasmar, que se prestaron plata, que festejaron que apareció algo de plata, que otra vez se deprimieron por la falta de plata, que cargaron la escenografía hasta un galpón, que tuvieron una epifanía en un ensayo, que perdieron eso que era muy bueno, que lo recuperaron y se fueron con sus cuerpos, con esos mismos cuerpos a comer por ahí. Todo eso se respira en las obras pero, vaya paradoja, sólo puedo ser testigo vivo de esos cuerpos, si llevo mi propio cuerpo hasta ahí. No hay manera de percibir eso, si no arrastro mi osamenta hasta algún sótano o sala o espacio que reúna a ese montón de cuerpos que están esperando ser mirados. Y ahí pienso que el teatro no es el texto, no es la puesta, no es una suma de decisiones actorales. Es un momento presente, que las cámaras no pueden registrar y las computadoras no pueden reproducir porque, no hay nada que hacerle: Hay que ir, sentarse (o pararse frente al público) y entregarse al azar de compartir un momento y un espacio con un antojadizo grupo de desconocidos.

En el día Mundial del Teatro brindo por todos los actores, actrices y performers que cada noche, desde que el mundo es mundo, se paran frente a un puñado de personas y entregan sus ¡cuerpxs! y sus emociones al juego más ingenuo y sagrado que jamás se haya visto.Ingenuo y sagrado: Esos dos adjetivos que se intuyen como opuestos pero que son grandes aliados nuestros y de nuestro trabajo».

 

Lorena Romanín, directora de teatro y dramaturga

 

«Los teatros están vacíos. Nosotros, quienes hacemos teatro, en nuestras casas. De a uno.Y este virus enrostrándonos lo importante. Y lo importante es la reunión: El teatro sucede sólo cuando estamos juntos. No hay otro modo. Y ahora no es tiempo de teatro.

Un día nos saludábamos con el codo. Y enseguida, suspendíamos ensayos y funciones. De un día para el otro, nos enteramos que nos despedíamos sin despedirnos. De que la última función ya había pasado y no habíamos podido tener nuestra cena de cierre y tampoco teníamos idea de cuándo íbamos a poder retomar la tarea.

Todavía, hoy, ahora mismo, que escribo en mi computadora, no sabemos cuándo podremos volver a pisar un teatro y hacer una obra.

Pero, sin duda, cuando esto suceda va a ser diferente: con más conciencia. Con más cuidado. Sabiendo que el poder estar ahí, reunidos, en ese momento, no es tan obvio como nos parecía hasta hoy. Ni para los que hacemos teatro ni para los que vamos a verlo.

Ahora no es tiempo de teatro. Sin embargo, feliz día mundial de teatro«.

 

El Cervantes en casa

Para acompañar la cuarentena con cultura, el Teatro Nacional Cervantes pone en marcha la adaptación de una serie de contenidos en sus plataformas online.

Con el objetivo de acercar el teatro al público están disponibles en su sitio  Cervantes on line y sus redes sociales distintos espectáculos teatrales ya estrenados, charlas con actrices, actores y directores teatrales, trivias y juegos con premios, extractos de conferencias, y muchos otros contenidos.

Entre las obras disponibles se destaca Teoría King Kong – Durmiendo con el enemigo, protagonizada por Soledad Silveyra y dirigida por Claudio Tolcachir.

También se podrá disfrutar de Tadeys, de Osvaldo Lamborghini, en versión teatral, y con la dirección de Albertina Carri y Analía Couceyro. Con Diego Capusotto, Canela Escala Usategui, Javier Lorenzo, Iván Moschner, Felipe Saade, Florencia Sgandurra, Bianca Vilouta Rando.

El martes 24 de marzo, Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia, se presentó el espectáculo Idénticos de Teatroxlaidentidad ya disponible en el canal de youtube.

 

FUENTE: Ministerio de Cultura de la nación.


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