Recientemente, el 25 de noviembre se conmemoró el “Día del Aborigen Fueguino”. La mayoría de las voces nativas  se levantan cuestionando esta decisión hegemónica de un estado  que aun, inconscientemente, maquilla el pasado con un discurso oficial en donde los nativos de Tierra del Fuego han desaparecido. Entre esas voces se destaca la de Víctor Vargas Filgueira, él pertenece al pueblo Yagán, y trabaja dando charlas y conferencias interpelando el discurso oficial.

Cuando era muy pequeño  empecé a conocer la forma de vida del pueblo yagán, del pueblo al que pertenezco, por eso nunca decimos  descender, decimos ser el pueblo hoy, de la manera que vivimos, con la funcionalidad que tenemos , siendo seres humanos”

Reivindicación y visibilización son dos acciones que entraman el libro “Mi sangre yagán” de Víctor Vargas Filgueira, en él trata de arrojar luz sobre la desinformación para que no se convierta en ignorancia.

“Mi mamá se llama Catalina Filgueira Yagán. Es el nombre que figura así en el DNI. Entonces desde muy niños sabíamos que ella venía de un pueblo que se llamaba así. Y esto generó inquietudes… somos ocho hermanos y de los cuales el que más fue atraído por esa historia fui yo, soy el menor de todos”.

Víctor cursó sus estudios primarios en la Escuela Domingo Faustino Sarmiento de Ushuaia: “cuando empecé a cursar mis primeros años escolares acá  en la escuela Nº1, me decían que no habían más yaganes  y cuando llegaba a casa con seis o siete años, esto es real, veía a mi madre y ella nos hablaba en yagán. Entre otras cosas puyaqui tumalák. Teníamos una salamandra, y había que ponerle leña al fuego, puyaqui tumalák  pues significa ponerle leña al fuego, en yagán”.

Víctor no podía entender el quiebre entre el discurso y su vida diaria, su existencia real palpable y cotidiana : “la seño eterna, que amabas como a tu madre en la casa,  nos decía que no era así, entonces  eso me fue llevando de a poco con el tiempo a hurgar otra historia,  entendiendo desde muy pequeño, que la historia no estaba bien contada y no sabía los motivos por los cuales no estaba bien contada y bueno había que hurgarla y ver que deducíamos de todo aquello”.

Víctor hizo su secundaria en la Escuela Nacional de Educación Técnica -ENET- hoy es la Escuela Olga B. de Arco -la EPET- . Sus estudios formales no arrojaron cambios en el discurso que da por extinguido a su pueblo: “eso me llevó a sumergirme mucho más en aquello que ya venía trayendo conmigo que era la duda y todo los por qué de aquello que sucedió y bueno… quizá uno en la vida, por ahí, es el  designado para hacer estas tareas y me he dedicado a eso de lleno, la universidad fue mi casa, fue buscar informes específicos en distintos lugares de Patagonia para poder hurgar y deducir que es lo que pasó, y bueno me dediqué a estudiar lo que no se podía estudiar en ese momento y así estamos hoy, la vida  es como que me preparó con mucho conocimiento de aquello que fue sucediendo hasta los días de hoy”.

Hace tres años que Víctor trabaja en el Museo del Min del mundo. Esta posibilidad se le dio cuando en una charla que brindaba en el Colegio Ernesto Sábato se cruza con autoridades de Cultura Provincial: “surge la posibilidad de trabajar en  el Estado y de trabajar en lo que yo venía haciendo ad honorem, en familia, a puertas adentros y también en las escuelas cuando nos invitaban”.

En ese camino el pueblo yagán ha buscado herramientas jurídicas que los ayuden a gestionar con mayor eficiencia y eficacia sus propósitos: “tenemos también un camino familiar que nos llevó a conformarnos en comunidad en el año 2013, pedir todos los requisitos que necesitamos para instituirnos en el   INAI que es el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas, para nuclearnos allí y participando, opinando sobre asuntos de nuestra ciudad. También viendo  la modificación que se iba  generando en nuestra ciudad, todos los cambios, todas las competencias que había. Nosotros decimos siempre a la gente en las charlas que damos, que  conocemos y tenemos adentro la forma de vida de mi pueblo, la forma de vida de sociedad, de unión y  esta competencia diaria de nosotros, en esta actualidad también nos llevó a decir que podemos aportar un poquito de aquello que mamá nos había enseñado desde muy pequeños”.

La participación social y política de la comunidad Yagán no es simple, no es sencilla: “bueno se trata de eso, de entender de que hubo  un pasado trágico, que   hay un presente que no tiene diferencias,  y sobretodo que hay un futuro con mucha esperanza, estamos en las escuelas en todos los niveles escolares hoy, la vida me da la revancha de poder  preparar a los niños con otra realidad.”

A Víctor el trabajo en las escuelas lo llena de satisfacción y nos cuenta sobre las enseñanzas de su madre: “mi mamá nos enseñaba a conocer las estaciones del tiempo, a  que cuando bajan los tordos, unas aves negras que bajan en otoño, seguramente al otro día hay una nevada. Que cuando la gaviota gana altura  seguramente va a llover,  todo ese tipo de cosas, cosas naturales, esa enseñanza natural que no se da en ninguna universidad y que es increíble entender la  conexión natural que tenían ellos y  la desconexión  que tiene la sociedad hoy, y es importante conocer, no podemos proteger lo que no conocemos”.

Es muy profundo lo que te puede enseñar  un pueblo originario porque entienden los por qué de cada cuestión”.

La mamá de Víctor les prohibía pisar las arañas para que no llueva y se pueda disfrutar de días soleados: “jamás de niño pisamos arañas pero después comprendimos cuando éramos mayores  la muletilla que utilizaba ella, para que entendamos que cada ser vivo tiene su función en el planeta no es tan sencillo como creemos que es: no debemos meter mano en la naturaleza porque ahí es donde nos estamos equivocando”.

Le preguntamos a Víctor que pasa con la lengua yagán: “estamos tratando de levantarla nuevamente, tenemos muchas ganas de revitalizarla, por supuesto que no es una lengua para que hable todo el planeta siempre lo aclaro esto, es una lengua para que podamos manejarnos nosotros, y también para entender que hay un origen , el origen que está pidiendo todo el planeta… nosotros queremos brindar este origen al planeta porque estamos, porque el planeta está alejado del origen, si nosotros decimos  el yagán es exclusivo del onachaga, onachaga si, no se llamó jamás canal de Beagle, canal de Beagle es un nombre de un barco que como todo en América encontramos cosas nombradas por aquel que vino ¿no?”

Entre los proyectos de trabajar para revitalizar la lengua Yagán es participar en Julio del 2020 de un congreso en Otawa, Canadá, en donde se trabajará sobre la toponimia de los lugares y sus nombres originales: “nosotros los tenemos todos… la gente nos dice, ustedes porque salieron ahora. Nosotros no salimos ahora nosotros vinimos desde siempre acompañando los cambios, pero los cambios llegaron a un momento en que dijimos: si no podemos levantar la  mano como fueguinos, debemos utilizar los 6500 años que  tenemos de antigüedad para poder  tener injerencia”.

Víctor nos señala en qué creen que deben tener injerencia: “en  que hoy, por ejemplo, nos den explicación los gobiernos por qué en la Ruta 30 se levanta un cuerpo de mi pueblo y que es una profanación de tumbas directamente, si se quiere literal, y poder expresarle a cualquier mandatario de nuestra tierra, al que viene,  que también le pedimos explicaciones legales, si les gustaría a ellos que yo vaya a sacarle la gente al cementerio no? Porque  es así de literal, entonces  la vida te va llevando a distintos caminos y alguien tenía que hacer una tarea de este tipo para llegar a  estas cuestiones y defender los derechos de los pueblos, pero no cerrándose en  buscar otra vez la  diferencia”.

“Nosotros bregamos para que  tomemos conciencia  de entender de que   América se conoce como el genocidio más grande de la historia humana y tenemos más de 10 millones de personas que murieron  ahí en esa conquista, en esa colonización… “

Víctor se explaya en señalarnos cómo la historia oficial enmascara lo sucedido: “el yagán   no cree que haya venido  Cristóbal Colón a buscar especias, condimentos a un lugar, cuando  ya había una conquista entre ellos allá  y una ambición entre ellos allá. Esas historias bonitas, perfumadas de especias, nosotros no las queremos porque acá en nuestra tierra venían a buscar  oro y se llevaron las  especias de los incas, los mayas,  los aztecas. Especias pesadas que pesaban muchísimo, el oro de los incas, de los mayas ,de los aztecas, entonces creer que Cristóbal con las 3 carabelas no se llevó gente nativa de acá en el primer viaje que vino, es volver a seguir con el perfume de aquella historia  que nos contaron”.

Víctor no sólo señala lo pasado, lo relaciona con el presente: “Porque a los  estados no les conviene hoy tampoco,  porque si seguís el lineamiento de aquella conquista te das cuenta que acabamos de dejar un gobierno que fue prácticamente  la conquista y que las clases media de este país fuimos  los indígenas del pasado, hace poquito no más cerramos la puerta a eso. Entonces también hay que entender eso. Le  podemos  decir a la gente que estamos en capacidades de poder  contar nuestra historia, de poder poner un punto de vista nuevo a la historia”. 

Víctor insiste en manifestarnos la unicidad de lo humano y pone a la abuela Cristina Calderón como ejemplo :“la abuela Cristina, que sería lo que llamaban pura,  porque es de padre y madre yagán,  se hizo un análisis genético hace un par de años atrás y le dio un 5% de sangre africana ¿por qué? si nunca  sus padres salieron de la isla… simplemente nunca creímos  ser diferentes al resto  y porque nos sentábamos con mamá  entre esas enseñanzas… y entendíamos que había una sabiduría  gigante y que papá comparado con ella no era ni la mitad  de ser humano vivo , ¿se entiende? Entonces ahí comprendés, esto no se puede perder, entonces también mi sangre yagán y toda esta historia que vengo trayendo conmigo”

Víctor defiende la igualdad de las facultades humanas en las diferentes comunidades: “fui  entendiendo de que  nunca fueron inferiores,  su coeficiente intelectual, de que nunca hubo un  primitivo y se dijo así, se hizo así  y las leyes se hicieron así y vino alguien a evangelizar  y tenía que enseñar religión… es decir cuando el indio no tiene religión  carece de todo, según ellos”.

Víctor desde siempre se pregunta qué  pasó, por  qué son pocas las personas que hablan: “por qué la gente habla de una extinción de hace años atrás…  porque los que quedaron, quedaron callados, porque mi madre  no era una concejal, una legisladora que salía a hablar a la calle, se quedó en su casa, se quedó con sus hijos, con su familia, a mi tía que vivía aquí también que hoy no está entre nosotros, dejó yaganes, y también se quedó aquí sumisa porque así fueron enseñados, difícilmente las generaciones anteriores te den una charla  o una conferencia en ningún lugar, porque fueron enseñados a tener vergüenza de lo suyo”.

Víctor tiene dos hijos, Naira y Guillermo: “ellos  dicen hai huafa  Guillermo Francisco Vargas, yo me llamo en yagán, entonces quiere decir que estamos rescatando algo que  supuestamente estaba perdido”.

Formalizar la Comunidad Indígena Yagán Paiakoala les ha dado una herramienta de lucha y participación que cada uno de ellos individualmente no habrían podido realizar: “porque yo te puedo hablar de Víctor Vargas y  no tiene la injerencia que puede tener una  comunidad que está instituida ante el INAI…pero también pensamos  que podíamos  levantar la mano  por cualquier cuestión  antinatural que  estuviese sucediendo, y  hoy nos encuentra peleando por salmoneras, nos encuentra luchando por la Ruta 30,  nos encuentra diciendo: ¡¡¡wau!!! parece que alguien nos dijo  háganla porque lo van a necesitar pronto,  esa formalidad, ese papel que  dice: Comunidad Indígena Yagán Paiakoala”.

Desde niño Víctor ha sido movilizado por las contradicciones del discurso oficial esto lo ha llevado hasta Francia y España invitados por la Universidad de la Sorbona. El recorrido lo hicieron con  Mirta Salamanca del pueblo selk´nam y José Germán Gonzáles Calderón hijo de Úrsula del pueblo yagán en  Puerto Williams : “siempre quise contar mi propia historia desde el punto de vista de nuestro pueblo, juntar los manifiestos de los abuelos y demás, y en cierta forma lo he logrado, he logrado hacer un libro que está  en todas las bibliotecas de las escuelas de mi provincia que eso era fundamental que pudiera  estar en las bibliotecas para que no pase lo que pasó conmigo… y también reivindicar a los abuelos de mi pueblo en primer lugar por una cuestión de entender cuanta sabiduría había y por haber visto a mi tía, a mi mamá, a Cristina , sentarme con ella y poder aprender muchísimo de la vida, aunque no se hable el yagán te enseñaba con miradas” 

Entender cosas básicas, dice Víctor: «porque siempre le digo a la gente no es como empieza sino como termina y como los capítulos van cerrando en ese cerrar capítulos te podes dar cuenta de que hoy todo  el planeta está buscando a los originarios que den un consejo para preservación  y el primer consejo que daríamos nosotros es no meter mano en la naturaleza que tiene una función  … y todas las especies que se perdieron  en el planeta que dicen se extinguió este, aquel y el otro eran obreros que teníamos para hacer una tarea aquí y los perdimos y si seguimos perdiendo obreros difícilmente tengamos 100 años más”.

Los pueblos originarios siempre fueron mirados con carencias, con precariedad. Siempre se dijo que eran inferiores pero hoy son voces autorizadas al hablar de la biodiversidad: “eso te da una pauta de que también la tarea que veníamos realizando no es equívoca.  Ese respeto, esa unidad, esa sabiduría de los abuelos de pueblos originarios, que todos daban por sentado, por lo que veía yo, y alguien les dijo que eran diferentes y debían tratarse entre ellos, no con el blanco de turno». En el transcurso del tiempo Víctor iba viendo a su madre, a las visitas que llegaban a su casa: Enriqueta Gastelumendi, Rafaela Ishton, Úrsula y Cristina Calderón de Puerto Wiliams, todos venían a visitar a su mamá,  a su casa, a ese mundo extinguido según sus maestros y la historia oficial. El siempre tuvo otra mirada de su pueblo: » esa mirada que tuve siempre de verlos tan gigantes y que alguien les haya dicho que eran pequeños , entonces había que hacer algo por esos gigantes, y eso es lo que hago”.

 

PRODUCCIÓN: La Mirada.

 

 

 

 


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