Este viernes cerró la instalación fotográfica de Florencia Díaz, expuesta en la Antigua Casa Beban.

“La reconstrucción de los cuerpos”, nos mostró “la fotografía como rito de purificación, la escritura como partitura del humo, el objeto como aroma del tiempo”.

Informalmente le preguntamos a Florencia Díaz, autora de la instalación fotográfica, como se sintió: “bien, una buena experiencia…me llevó tiempo pero estoy satisfecha”.

En el texto de sala Florencia se pregunta ¿porqué este proyecto se propone una reconstrucción? Y a lo largo del texto va dando señales y nos termina diciendo: …voy a encender un fuego, voy a hacer un cuenco ardido en ese pozo encendido. Arrojaré papelitos de palabras, momentos duros, días difíciles, para que se conviertan en algo luminoso, brillante, dulce, alegre. Como la llama poderosa que nace de la chispa y se explota en un instante, en un color gigante, en un color potente que arde y arde y cambia su forma en el aire”.

 “La reconstrucción de los cuerpos”, es la muestra de que, para Florencia, “el arte es su herramienta para decir cosas.”

El cierre fue un encuentro rodeado de pruebas de sonido en el poli y de batucadas en la glorieta del Paseo de las Rosas, pero la música de Mauro Detanti de algún modo permitió atraer al público y focalizar en la intervención teatral de Luis Amarillo.

Luis presentó un tríptico que mostró el estado de tres personajes. Un personaje intergaláctico extraviado en el universo del ser o del no ser. Tal vez un Hamlet cibernético atravesado por una duda casi Nietzscheana que gritaba al público mientras corría:“¿es esto verdad o es la mentira mejor elaborada?”.  En un segundo momento un empleado de oficina atravesado por lo psicoanalítico y lo filosófico, que sella y firma, controla, aparentemente sereno, mientras en off  se expresan los agujeros de su alma,  y en un tercer momento, un tercer personaje,  espera, casi desesperado, por haber visto a su amada en un gesto… él cree que ella se dio cuenta que él la vio y es esa la causa de su ausencia, esa ausencia que lo angustia.

Florencia Díaz cerró su instalación rodeada de un público íntimo, con amigos, quizás como un rito: “y los ritos son en el tiempo lo que el hogar es en el espacio. Y es bueno que el tiempo que transcurre no nos de la sensación de gastarnos y perdernos, como un puñado de arena, sino de realizarnos”. Antoine de Saint Exupéry. (fragmento del texto de sala)

 

PRODUCCIÓN: La Mirada.

 


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